Un
reciente estudio, publicado en la revista Computadores y Educación que fue conducido
por Margaret Merga de la Universidad Murdoch de Australia y Saiyidi Mat Roni de
la Universidad de Tecnología MARA de Malaysia, presenta evidencia preliminar en
contra del supuesto generalizado de la relación positiva entre el uso de
dispositivos móviles (es decir, iPad-Kindle, teléfonos móviles y computadores)
y el hábito de lectura.
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Kitty, mi compañera en esta nota. |
El
estudio indagó (1) si el acceso a dispositivos electrónicos de lectura
influencia la conducta de lectura de los niños, y (2) si los niños con acceso a
estos dispositivos lo usan para propósitos de lectura. Para esto, reclutaron
997 niños del occidente de Australia que cursaban el cuarto y quinto año de
escuela primaria. Además, utilizaron encuestas de auto-reportes a través de
Internet.
Mediante
un análisis factorial compararon la frecuencia de lectura en general con el
acceso a los tres tipos de dispositivos de lectura. Se encontró que los
participantes que no tienen acceso a teléfonos móviles reportaron tener más
frecuencia de lectura. El efecto de este resultado fue bastante bajo (η2
= .01). Los investigadores no encontraron resultados significativos para los
otros dos tipos de dispositivos. También encontraron que quienes reportaron
tener mayor número de dispositivos de lectura, dijeron que tienen menos hábitos
de lectura. Aunque esta correlación significativa fue baja (rs =
-.09). Dados estos resultados, los investigadores sugirieron que los
dispositivos podrían influenciar negativamente el hábito de la lectura. Ellos analizaron
si existe relación entre los tres tipos dispositivos y la lectura, y cuáles
dispositivos se usan con más frecuencia para leer. Encontraron que todos los
dispositivos están relacionados con la lectura, pero que el iPad-Kindle se usa más
que los otros dispositivos.
En general, el estudio sugiere que el simple hecho de tener
un dispositivo móvil no necesariamente fomentar el hábito de lectura de los
niños escolares. Por el contrario, el uso de celulares podría reducirla. Hay
que mencionar que este estudio es de tipo correlacional con datos factorizados
y que los datos fueron obtenidos mediante auto-reportes. Es decir, se requieren
más estudios que midan la conducta de uso de estos dispositivos y su efecto
sobre la lectura, ya que los resultados de auto-reportes pueden estar sesgados.
Además, a pesar de ser correlacional, este estudio no es longitudinal; en otras
palabras, no colectaron datos del uso de dispositivos y frecuencia de lectura
de una semana o más. Sería interesante investigar el rol de los padres y los
profesores en el uso de estos dispositivos, qué nivel y tipos de lecturas los realizan
estudiantes, entre otros. A pesar de estas limitaciones, los resultados
permiten desafiar la común creencia de que los dispositivos móviles mejoran la
lectura de los niños. No se puede generalizar estos resultados por las
limitaciones del estudio, sin embargo, los datos permiten sugerir que los niños
requieren ser educados en el uso de estos dispositivos para sacarles mejor
provecho en mejorar la lectura y su aprendizaje en general. Puede ver más
detalles del estudio en http://dx.doi.org/10.1016/j.compedu.2017.02.016
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